Alrededor de dos tercios de la superficie terrestre están cubiertos de agua. En consonancia, los mares de Europa suman unos quince millones de kilómetros cuadrados, un cincuenta por ciento más que su superficie terrestre. Dado el elevado coste de la recogida de datos marinos, no es de extrañar que sólo se haya estudiado una pequeña parte del fondo oceánico. Desde fosas de más de cinco kilómetros de profundidad hasta aguas costeras con márgenes intermareales intermitentemente secos, aún quedan por explorar vastas zonas.
Tanto espacial como temáticamente, existen enormes lagunas en la información accesible. Es esencial colmar esas lagunas porque el medio marino es un recurso cada vez más valioso. Además de permitir o apoyar actividades tradicionales como la pesca, el comercio mundial, la extracción de hidrocarburos y la extracción de arena, proporciona un valioso espacio para los gigantescos parques eólicos que son objeto de controversia en tierra firme. Los fondos marinos albergan también algunas de las mayores reservas de metales y elementos de tierras raras utilizados en paneles solares y turbinas eólicas. Extraerlos con el menor impacto posible es un reto importante.
Los datos geológicos marinos son fundamentales para prevenir o mitigar la contaminación y arrojar luz sobre la probabilidad de posibles riesgos geológicos, como erupciones volcánicas submarinas, mareas tormentosas y tsunamis relacionados con terremotos y corrimientos de tierras. Son importantes no sólo en las zonas costeras altamente dinámicas, donde las actividades humanas en tierra y mar ejercen una enorme presión sobre el medio ambiente, sino también en los océanos profundos, muy lejos de donde vivimos.
En EGS estos temas son tratados por el Grupo de Expertos en Geología Marina.
En EGDI hay una serie de capas sobre Geología Marina, principalmente procedentes de la Red Europea de Observación y Datos (EMODnet). Véase, por ejemplo, el mapa de sustratos del fondo marino